miércoles, 3 de marzo de 2010

Varios por Juan Gelman


El Taller va adquiriendo vivacidad. Los participantes han comenzado a dialogar con otros participantes, a comentar sus comentarios. Es una intercomunicación muy bienvenida. Los aportes colgados en el blog acerca de la antología de Rubén Bonifaz Nuño muestran, una vez más, que se la ha leído a fondo y despiertan nuevas reflexiones.

Del soneto

Ana Rodríguez Callealta nos brinda su lectura del soneto Alguna vez te alcanzará el sonido y destaca la perfección de esa forma poética. Se da, por cierto, en el soneto que eligió. Pero sonetos se han escrito tantos y los logrados son tan pocos. ¿Cuántos hay como el de Quevedo Amor constante más allá de la muerte? El propio Lope, que cometió muchos, le escribe a su mecenas para pedirle ayuda y le dice que “la necesidad tiene la misma cara de hereje que la rima obligada de un soneto”. Bonifaz no obliga a las rimas, éstas le llegan por su oído de cantor.

Registros

Varios textos subrayan la sensibilidad lírica y humana de los poemas de amor de Bonifaz reunidos en esta antología y no falta testimonios conmovedores, como los de Ana, Alicia Naya, Borja Fernández Martínez, Luisa Tejada: dan cuenta de que un poema puede formar parte de una vida, transformarla, darle palabra.
La voz de Bonifaz Nuño es más amplia, sin embargo, y se puede percibir en esta reunión de sus poemas. Sarli Mercado y Marisol Villarrubia señalan la presencia de los pobres y marginados en las preocupaciones del poeta. Es así. Bonifaz tuvo una infancia dura y trabajó toda su vida. Aún hoy, a los 85 de edad, ocupa cada día su oficina en la Universidad Nacional Autónoma de México. Sarli aborda otra cuestión que lo obsesiona y quedó escrita en Calacas, su libro más reciente: la muerte. Compárese el poema de Bonifaz que ella cita con el soneto de Quevedo y se verá cómo una misma actitud ante el propio final se expresa de maneras tan diferentes. Y no se trata, a mi juicio, de una cuestión de épocas, de presuntas escuelas, de clasicismo y modernismo: se trata de la voz de cada quien. La muerte es un asunto de la poesía desde que ésta nació y los matices de su expresión son infinitos a lo largo del tiempo.

El ritmo

David García escoge un poema que juzga representativo del ritmo que recorre buena parte de la obra del poeta. No se equivoca. En Esta noche de trenes… hay un equilibrio rítmico notable que se apoya en eneasílabos, acompañados por heptasílabos y endecasílabos. Es una geometría –como bien dice David- que Bonifaz maneja de forma magistral. El poeta ha ido más lejos: en los poemas de La flama en el espejo que Alicia Naya cita, se advierte el extraordinario apareamiento rítmico de eneasílabos y decasílabos que dan una música inédita, hasta Bonifaz, en la poesía de lengua castellana. Lo mismo ocurre con la combinación de eneasílabos, decasílabos y eneasílabos en el poema elegido por María José Sanjuan. Acuerdo además con David en su descripción sensible de la escritura del poeta y lo invito, invito a todos, a comparar esa arquitectura con la de los eneasílabos de Fin de mundo, libro de Pablo Neruda publicado en 1969. A ver qué piensan, a ver qué dicen.

1 comentario:

  1. Gracias Juan por tus palabras a nuestros comentarios. Me interesaron mucho las imágenes de Bonifaz Nuño, su manera intensa de describir las cosas pero me impactaron sobre todo sus palabras para los marginados y los pobres infelices que contemplan el mundo desde el otro lado de la ventana.

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.