lunes, 25 de enero de 2010

Algunas cuestiones por Juan Gelman

Varias intervenciones acerca de la poesía de Idea Vilariño muy interesantes, apropiadas y motivadoras han aparecido hasta ahora en el blog del Taller de Lectura y todas tienen algunas cosas en común. La más importante: los textos analizan la poesía de Idea desde una lectura cabal y, sobre todo, a partir de lo que su obra propone. Conocemos esa clase de críticos que nos quieren imponer su propia concepción de la obra de arte y que le niegan mérito a una mesa porque no es un dinosaurio. Me gustaría verlos tratando de escribir con la Olivetti o el ordenador apoyado sobre un dinosaurio.

Poesía y biografía

Marisol Villarrubia Zúñiga señala que intentó abstraerse de la relación Idea Vilariño/Juan Carlos Onetti, del compromiso político, la vida y las posibles influencias literarias de la poeta uruguaya. Creo que es el modo más justo y gozoso de leer. Obvio es que no hay
obra de arte, por abstracta que parezca, ajena a la experiencia de vida del autor, pero ahí se detiene la cosa. El poeta, como cualquier persona, interroga los rostros de esa experiencia con la imaginación, pero él trata de encontrar respuestas en la expresión. Así la biografía es transformada y se vierte, diferente a sí misma, en escritura.

¿Quién es el o la que escribe?

Alicia Anaya cita versos de Idea que aluden a este asunto (en relación con otro al que me refiero más abajo) y su conclusión es clara: el poeta mismo no sabe qué está haciendo. Es cierto, pienso. Muchos creadores han hablado de ese “otro” que es quien verdaderamente escribe. Sería un “otro” del poeta que intenta una expresión liberada de la palabra impuesta y de los acomodamientos del lenguaje al trato con la cotidianeidad. Proust dio, a mi juicio, una definición precisa del fenómeno: el que dicta es alguien que mora en lo más profundo del que escribe y a quien éste no conoce hasta que le da palabra. Como San Juan decía, es un no saber sabiendo.

Nuevamente el contenido

Alicia vincula ese “no saber” con la cuestión del contenido de un poema, una pregunta que instalé en el texto de bienvenida a los participantes del Taller, y sugiere que, a veces, ni el poeta sabe cuál es. Blanca Fernández no opina lo mismo: menciona Para decirlo de alguna manera y estima que el poema de Idea “no dice nada de lo que dice, es decir, es como la conciencia que brota de la mente siendo el poema el soporte (la mente) y la luz lo que trasciende del poema (la conciencia)”. A José David García Callejas (me gusta que me llamen Juan sin más), los poemas que le interesan son aquéllos en los que el “argumento” se diluye “en el ritmo, en la raíz” y en los que “las palabras acaban siendo una pequeña parte del mensaje”. Aunque parecen reflexiones disímiles, juntas construyen la trenza del problema.
Aclaro, sin embargo, que traje a colación el tema por la vieja discusión entre los “contenidistas” y otros, dicho esto con simpleza. Los primeros valoran lo que el poema avienta literal y directamente al lector más que la voz, la respiración y el tono del decirlo en los que late, como infiere José David si no lo interpreto mal, el verdadero mensaje del poema. El poeta podrá no saber qué está escribiendo, pero se empeña en escribirlo, con mayor o menor fortuna. Y a ésta se suma otra paradoja: el yo del poeta procura su propia abolición para decirse.

Leer poesía

Ana Rodríguez Callealta recorre con justo elogio el abanico de sentimientos que mueven a Idea expresa, critica la puntuación de sus versos porque le hacen perder significación y destaca Ya no “un poema en el que es muy fácil sentirse dentro”. José David prefiere “los recovecos, las esquinas oscuras, los silencios (del lenguaje) que tanto dicen”. Son dos maneras de leer poesía. La última es más lenta y transforma al lector.

jueves, 14 de enero de 2010

El hilo en equilibrio por Alicia Naya

Como aceptar la falta
de savia
de perfume
de agua
de aire
cómo
                                               Idea Vilariño - NO

Idea Vilariño, nos lleva a través de su obra, como una equilibrista tentando los polos. “La vida es/ un hilo en equilibrio/ que al separar/ dos puntos equidistantes/ puede acercarles.” -Laura Paussini-. Siempre en busca de la savia, del perfume. Para ello, atraviesa desiertos, “noches oscuras”.
          
Cuando la vida se hace monótona, pesada; como antídoto a la muerte del alma por ausencia de belleza, es obligado refugiarse en el arte, la poesía. “Como en la playa virgen/ dobla el viento/ el leve junco verde/ que dibuja/ un delicado círculo en la arena/ así en mi/ tu recuerdo”  I. V. de Poemas de amor. “Comparación”.

Siempre que me acerco a un texto literario, me hago las siguientes preguntas ¿Qué es la creación literaria? ¿Cuál es su fin? O el porqué de su magia. (Un poema se puede quedar grabado en la mente hasta llegar a obsesionarte, hay que memorizarlo, y,  ni aún así, logras librarte de él. Bueno, para ser justa, al principio, te hace gravitar con su melancólica tristeza, te aferras a su belleza como naufrago al madero) “Decir no/ atarme al mástil/ pero/ deseando que el viento lo voltee/ que la sirena suba y con los dientes/ corte las cuerdas y me arrastre al fondo/ diciendo no no no/ pero siguiéndola”  I. V. de No.

Juan, en la bienvenida al blog, te haces, nos haces varias preguntas, acera del acto mismo de la creación –por lo visto- asunto que la poesía universal aborda, desde hace mas de 40 siglos, camino que aún transitamos buscando respuestas. Pero, acaso, no son las preguntas como esas “estelas” de las que habla Machado . Mientras que las respuestas solo sirven para un momento y lugar determinado. La primera que nos haces; ¿Cuál es el verdadero contenido de un poema? Como nos sugiere Idea en el diálogo que mantiene con el desaparecido Rubén Darío, a veces, quizás, ni es mismo creador lo sepa. “De dónde te brotaban/ tus versos tus palabras/ …..No se. Acaso del pobre/ corazón arrancado/ ….Vaya a saber. Tal vez/ tú mismo no supieras. De Poetas “A un poeta”.  

Otro poema de Idea que me ronda; “Es otra/ acaso es otra/ ….y no busca saber/
no necesita/ y no quiere saber/ nada de nadie.”  La poesía también, como un acto de amor, de seducción. En este poema parece haber un paralelismo entre dos polos, lo que sientes, cuando el acto amoroso/poético, trasciende y te deja   “…..y quedeme no sabiendo/ toda ciencia trascendiendo”  San Juan. Y el lenguaje, con el que se intenta -a veces  algunos lo consiguen- dejar constancia de esos momentos únicos. Dice Octavio Paz, en un ensayo sobre el poeta mejicano, Ramón López Velarde, que este ha escrito dos de los versos mas hermosos y enigmáticos del pasado siglo. Estas líneas, expresan la experiencia de la unidad en la diversidad  y oponen al frenesí de la pasión, la serenidad de la compasión. López Velarde dice que se conmueve:

                                   “con la ignorancia de la nieve
                                     Y la sabiduría del jacinto”

Los grandes poetas –para nuestro disfrute-, conseguís esto, que vuestra poesía germine, dé vida. Lográis conectar con esa vía láctea de amor que atraviesa el universo y sólo toca a aquél que en un momento determinado, es capaz de abstraerse a egoísmos y prejuicios terrenales.

Sé que sólo me he fijado en alguna arista del poliedro que es Idea Vilariño, que abarca desde la luz tenue del amanecer, pasando por la luz del mediodía  “…. esa hora de miel en que el instinto/ zumba como una abeja somnolienta”  Hasta la más oscura y profunda noche, “….el mar cerrado/ el mar/ sólo en la noche, envuelto/ …”   Pero, siempre al final del poema, consigue hacer tintinear una pequeña luz. Trataré de explicarlo; a veces en sus nocturnos, la oscuridad es total, la soledad se mastica “… solo como un muerto en su caja doble/ golpeando la caja y aullando/ …” de Nocturnos  “Se está solo”. Pero ante este abismo, ella retrocede e intenta a través del lenguaje, una comunicación/comunión con nosotros –con un posible lector-. En el final de poema -A un retrato de Charles Baudelaire- “….Ahí estas solo/ hijo de perra/ solo/ pero aún estás pidiendo/ con la mano escondida/ tras la pupila fiera.”  Nos da una muestra mas de cómo ilumina la oscuridad; con su mirada, humaniza a  “el poeta maldito”, como Mary Shelley crea a su monstruo” – en el que en realidad se reflejaba ella misma-.  un ser fragmentado en pedazos, pero a la vez conmovedoramente humano en su necesidad de afecto. La tétrica luz de esta obra, ha atravesado el camino desde su creación hasta nuestros días. El argumento en este caso, como apuntas Juan  en el blog, ¿no residirá en que nombra lo que no tenía nombre todavía? . El amor en Idea, siempre como hilo conductor, como bisagra que la une al mundo.

Los versos de Idea Vilariño emiten luz. La luz de un planeta ya extinto.

           

           


miércoles, 13 de enero de 2010

Lectura sobre la obra de Idea Vilariño por Mónica López Bordón

Me ha impresionado de la escritura de Idea Vilariño su rotundidad y claridad, la descripción de cualquier sentimiento sin dar rodeo por duro que sea. Ejemplos de ello los vamos a encontrar a lo largo de toda su obra y especialmente en “Pobre mundo”.

Entiendo que escribe de nostalgia, melancolía, falta y vacío, decepción que, a veces, tiene la vida, algunas vidas, según lo ojos que la miren. También denuncia, hastío o desagrado. Su caminar es como ese hallazgo de la vida que, por ejemplo, le dedica a Manuel Clips (en la pág. 31 de la edición de Lumen), donde escribe y describe el Paraíso Perdido (pág. 71): “Quiero pedir que no y volver”; al igual que el impactante “Trabajar para la muerte”: brutal y veraz poema que transcurre por la piel como un vuelo. Escribe del amor con el desgarro de la distancia, del no tener o del no tener-lo, de la ausencia.

Y para hacer una fundamentación histórico-social, es decir, lo que amo de esa poesía: es eso mismo, la poesía en estado puro como “El cielo triste y caliente, indolente, bajo, claro (…)” (página 39); el Mediodía del Verano de La Suplicante (página 51); Trabajar para la muerte (página 76) y a continuación Poema con esperanza (pág. 78), estupendo juego para seguir viviendo. De sus poemas de amor, bellísimo “Te estoy llamando” (pág. 143); Dónde (pág. 149); Carta I (pág. 155): “Pensando en ti/ mirándote/ sin dejarte caer/ anhelándote/ amándote/ diciéndote querido”. También el amor que Vive (pág. 163); Comparación (pág. 165) firme y contundente; El amor (pág. 184) y “Para decirlo de alguna manera” (pág. 193), espléndido. Y como comenté anteriormente del realismo de Pobre Mundo: “Me voy a morir” (pág. 239) y “Agradecimiento” (pág. 253).

Para terminar, cierro con la última parte del libro, pequeños poemas a modo de haikus, pensamientos en voz alta, alguna decisión tomada y dejada en la hoja escrita:

“Inútil decir más.
Nombrar alcanza”

Seis por Blanca Fernández

SEIS

Hola a todos, comentaré mis impresiones de los poemas de Vilariño de su libro “Poemas de amor”.

Los poemas de amor de Vilariño son como una tela blanca de lino bien planchada, sin bordados, sin cenefas, su mayor ornamento es la sencillez, aunque hay excepciones que luego indicaré.

La figura de Onetti, vertebrador de estos poemas, es mostrado por la poeta con diferentes rostros: el extraño, el huésped, el testigo, juez y dios (de ella), el motivo último de su existencia (toda su vida fluye hacia el encuentro con el mar que es el amado), la noche como símbolo del misterio del amado (que reina y acoge el sueño del mundo)

La poeta desea “validar su vida “con el amado, algo que ella sabe imposible. El amado es o está en muchas ocasiones ausente, ausencia peor que la muerte. En “La llamada” apela a la muerte salvadora de su desesperación por la ausencia del amado.

Las excepciones a la sencillez expresiva y semántica de Vilariño son los poemas de contenido sexual. En ellos el lenguaje es recreado para fundar el encuentro amoroso. “Para decirlo de alguna manera” es un ejemplo para preguntarnos –como dijiste Gelman en tu charla en Casa de América- de qué habla el poema. Es evidente que este poema no dice nada de lo que dice, es decir, es como la conciencia que brota de la mente siendo el poema el soporte (la mente) y la luz lo que trasciende del poema (la conciencia). Vilariño utiliza imágenes acuáticas y cósmicas en esta ocasión, el mar simboliza el lugar del principio y del fin, donde brota la vida y a donde llegan todas las aguas. Particularmente este es uno de los poemas que más me ha gustado del libro:

PARA DECIRLO DE ALGUNA MANERA


Removemos arenas por el fondo
un pez escapa un pez cimbreante y fúlgido
y huidizo se escapa pero aletea próximo
rozando un alga de oro.
El agua envuelve pesa ahoga o enardece o sepulta
una ola levanta oscuramente
su delgada carrera fulgurante.
De pronto se retira. Algo se ahoga
algo va centellea fuga se hunde
reaparece. Un látigo de sombra
pega pasa retorna pega aún
se enrosca al cuello al pecho a la cintura
suena lánguido y limpio y acaricia. Pasa y pega.
Pega y sombrea lento
y un sordo sol amargo rueda al fondo.
Entre cosas oscuras entre líquenes
entre formas babosas y vibrantes
un golpe y un susurro un golpe y un susurro
que se apaga se borra. Un golpe y un susurro.
Una luna blandísima sube chorreando sombra
sube blanda se mueve
y una nube caliente se derrumba en lo oscuro.
Una brasa liviana se debate en el agua
lanza una pobre llama un dardo vacilante
una lengua triunfal un tronco espléndido.
Una nube de cieno fosforece. Y toda el agua roja
alienta muge lanza una vena violenta un rayo de oro
y el mar entero silencioso espera
se repliega y espera
estalla suavemente.

Querido Gelman y resto de participantes del taller, no voy a alargarme más, os dejo con la incógnita del numero seis. “Seis” es un poema-enigma, al leerlo percibí el número como una pulsión, algo que latía seis veces, algo que ella cuenta y siente seis veces.

SEIS

Entonces
todo se vino
y cuando vino
y
me quedé inmóvil

tú te quedaste inmóvil
lo dejaste saltar
quejándose seis veces.
Seis.
Y no sabés qué hermoso.

sábado, 9 de enero de 2010

Apuntes a la poesía de Idea Vilariño por Marisol Villarrubia Zúñiga

No conocía su poesía. Confieso que me ha sobrecogido y por lo que he leído, a otros también. En Internet encontré una de las escasas entrevistas que concedió durante su vida. Fue publicada en el diario mejicano La Jornada (8 de agosto de 2004 en su nº 492). En ésta hallé cosas inquietantes que me abrumaron al igual que su poesía. A la pregunta, “¿qué es para ti la poesía?”, respondió que era “una forma de ser, de mi ser. Todo lo demás en mi vida son accidentes”. La poesía era su esencia y lo sentenció con la frase: “Mi poesía soy yo”. El resto era “accidental”, “pudo ser profesora o no; sola o no...”. Si seguimos la premisa del existencialismo, “es la existencia del ser humano la que define su esencia y no al revés” por tanto, ¿era la existencia de Idea Vilariño la que definía su esencia, su poesía? Sólo me atrevo a preguntarlo. ¿Por qué? La respuesta está en su poesía, en sus palabras: “Escribir poesía es el acto más privado de mi vida realizado siempre en el colmo de la soledad y del ensimismamiento, realizado para nadie, para nada”. La poesía no es un acto de expresión estética, es su expresión más íntima y privada, algo suyo hecho para “nadie” para “nada”. Nada, nadie, nunca, tres conceptos que se repiten en su poesía. ¿Qué es la existencia? ¿Quiénes somos realmente? En la entrevista nos descubre que una noche en Cuba leía sus poemas para saber quién era y recita esta en particular: “Yo./ No sé quién soy./ Mi nombre/ ya no me dice nada./ No sé qué estoy haciendo./ Nada tiene ya más que ver con nada/ Digo yo/ por decirlo de algún modo.” Nada, ninguna cosa, la negación de todo, la inexistencia.

Idea Vilariño no “buscaba llegar a otro, comunicar” y no deseó “haber publicado nunca”, mostrarnos su esencia pero lo hizo. ¿Por qué? Ella misma admite que “publicar fue tan contradictorio, tan poco coherente como seguir viviendo cuando sabía, y cómo, cuando pensaba lo que pensaba del hecho de vivir”. Paradojas de la vida que le llevaron a experimentar un sentimiento predominante “de violencia y rechazo” porque se estaba “invadiendo sus fueros más privados”. Esta entrevista me abrumó como su poesía y me llenó de dudas. Sabiendo lo que sabía, ¿tenía derecho a diseccionar su poesía, es decir, a ella misma? ¿Cómo abordar su poesía sin “invadir su espacio privado o “violentar su poesía? Creo que ella misma nos dio la clave: “La propia índole de lo que escribo lleva al crítico a ocuparse de la persona más que de lo hecho”.

Intentaré abstraerme de la imagen de Idea Vilariño, del apasionado romance que mantuvo con Onetti, de su compromiso político, de su vida, de sus posibles influencias literarias (Juan Ramón, José Asunción de Silva) y estéticas (Servien)... Por eso, en su poesía no he buscado a Idea Vilariño mujer o escritora, he buscado sólo las imágenes de ese universo contradictorio y existencial (“publicar sin querer publicar, de vivir sin querer vivir”).

“El amor no es más que un pozo de agua oscura,/ los astros sólo son barro que brilla,/ el amor, sueño, glándulas, locura,/ la noche no es azul, es amarilla”. Amor, la primera paradoja: es vida (glándula) pero también muerte (pozo de agua oscura). Amor, alegría y dolor. Amor como algo obsesivo, como vida y muerte: donde nace una muere la otra y viceversa. Se establece un contrapunto, el equilibrio de una balanza, la contradicción primera: vida y muerte. Una poesía, solo aparentemente simple, que hace que fluya con un ritmo extraño, bello y angustioso las penas profundas del corazón. Una poesía casi exenta de puntuación, ni estrofas, ni versos, sin una supuesta rima porque la poesía nace de la ordenación de las palabras y el ritmo llegará a través de sus acentos.

A veces, sin embargo, la controversia está más escondida: “Es negro para siempre/ las estrellas, los soles y las lunas/ y pingajos de luz diversos/ con pequeños errores/ suciedad pasajera/ en la ternura espléndida/ sin tiempo/ silenciosa”. La oscuridad lo inunda todo pero hay un pequeño rasgo opuesto: “la ternura espléndida”. La muerte, la frustración, el dolor, la desesperación tienen, sin embargo, su contrapunto como todo en nuestra existencia, en boca de Idea Vilariño: “este amor desgarrado por el mundo”.

La energía fundamental del ser, lo que empuja a nuestra existencia a materializarse en el otro. A veces, el resultado es la unión y el encuentro pero en otras ocasiones, supone división y muerte, en la medida en la que uno es capaz de destruir el valor del otro al intentar someterlo a uno mismo en lugar de enriquecerse recíprocamente.

En la poesía El amor, aparece esta controversia entre el amor, vida o existencia pero también muerte (me canta y yo le canto – me hiere y yo le sangro) presente en el juego igualdad-superación: “me mira – le miro” (iguala a lo tierno), “me destroza – lo quiebro” (supera a lo cruel). Así es como se compone la vida, de ternura y crueldad, de bueno y malo. La vida descrita en su poema Eso en el que se sirve únicamente de sustantivos. Si se nos permitiera unir cada verso con el verso siguiente usando el verbo “ser” (vida, posibilidad de existir) parece que encontramos una explicación al cansancio, alegría, humildad, nostalgia, sentido común... Para llegar al final sentencioso: “mi agonía (es) mi herencia irrenunciable y dolorosa/ mi sufrimiento (es) mi pobre vida”. Angustia y sufrimiento existencial que experimentamos a lo largo de la vida llena de contradicciones. Una existencia amarga o dulce a la que sin embargo, no podemos renunciar como en el poema Te estoy llamando. Cuatro veces repite la perífrasis durativa “estar + gerundio”: “estoy llamando”, la acción en su progreso que se desarrolla de menos a más, lo que da fuerza e intensidad al poema.

- Nos dice desde el lugar al que llama: la sombra-el dolor-pozo asfixiante. Elementos constantes de un mundo sombrío y doloroso que se repiten en la poesía de Idea Vilariño.
- Nos especifica a qué llama: al destino-al sueño-a la paz. El ineludible destino que marca nuestra existencia que al alcanzarse suele ser sinónimo de fin o muerte. El sueño, que no se basa en la razón ni en la realidad, es la inactividad del ser como lo es el destino y también la paz, final de la lucha. Por tanto, los tres términos tienen mucho en común.
- Nos habla de los tres elementos que utiliza para llamar: la voz-el cuerpo-la vida. Y otros tres elementos que también utiliza en su llamada pero tienen una categoría distinta: desesperación-sed-llanto.
- En la parte final, los lugares (sombra-dolor-pozo asfixiante) se transforman finalmente en noche ciega-olvido-horas cerradas pero parecen tener el mismo desgarro y desesperación.
- Sólo nos queda el modo en el que “está llamando”:
“como si fueras aire y yo me ahogara”
“como si fueras luz y me muriera”
“como a la muerte, como a la muerte”
Notamos en el último verso la ausencia de la condición “si fueras” porque ya no insinúa, la muerte es muerte sin comparación posible, sin rodeos.

Podríamos estar buscando estos elementos en todos sus poemas de amor, probablemente en otros, en los que para mí se ocultan los dilemas y las premisas más profundas del existencialismo: quién soy (la percepción del yo), la responsabilidad como individuo, la libertad, la acción, la temporalidad del hombre, lo absurdo del existir, la naturaleza del ser humano, la vida, la muerte. Es la existencia del ser humano la que define su esencia y no al revés, aunque esa existencia esté caracterizada por el dolor, el sufrimiento, la angustia que proviene, precisamente, de esa constante búsqueda para obtener una respuesta que pueda dar sentido o justifique nuestra existencia. En su poema Ya no, se constatan estas ideas; lo que es y pudo ser, lo que se tuvo y ya no se tiene. La negación “ya no” que es realmente una suma “además”. Un poema dilapidario porque en definitiva no habrá tenido ni tendrá nada, ni siquiera la culminación del destino donde todo dilema existencial se termina. En la propia existencia nace la dolorosa angustia, el juego existir-no existir, “quiero morir. No muero” en su poema Quiero morir o “Quiero morir. No quiero” en el Poema número 19.

La existencia que se transforma. Esa transformación que se intuye en la trilogía Mediodía-Tarde-Noche, la contraposición total de las imágenes de la vida y la muerte (amanecer y ocaso) que finalmente me lleva a su poema:

Podés creer que nada
Le sirve nunca
A nadie
Para nada

Las palabras al final de cada verso son reveladoras: nada-nunca-nadie-nada. La inexistencia de todo, la negación total. Esto es lo que yo he sentido con la poesía de Idea Vilariño: angustia por la existencia pero también por la no-existencia. Pero, ¿qué se esconde realmente detrás del “acto íntimo”, “privado” y “de ensimismamiento” de esta poetisa? Con permiso de Idea Vilariño: Nadie, nunca sabrá nada.

jueves, 7 de enero de 2010

Comentarios a la obra de Idea Vilariño por Ana Rodríguez Callealta

Idea Vilariño se me presenta como una poeta de una sensibilidad exquisita que llena sus poemas de pequeños detalles teñidos de nostalgia y soledad cotidianas. Idea es una poeta que se desnuda en sus poemas, que siente y vive con la nostalgia en las pupilas, tiñendo con ella todo lo que ve y describe.

La lectura de su obra completa nos deja con una sensación de nostalgia, con una tristeza que se instala en lo más profundo del ser.

Encontramos en sus poemas imágenes exquisitas, metáforas perfectas. No gusta en exceso de la hipérbole, hecho que conlleva que sus poemas sean sencillos y claros, directos. Utiliza un lenguaje cotidiano, cercano que se eleva con el propio poema de la mano de la autora.

Algo que es imprescindible comentar es el uso que hace de los signos de puntuación. Desde mi punto de vista, el uso anárquico del que tanto gusta lleva a veces a que se pierda gran parte de la significación del poema, pues es bajo mi humilde opinión un uso que dista mucho de la exquisitez. Los signos de puntuación son en poesía un complicado juego que, de no ser perfecto, es perjudicial.

Hay poemas “redondos” a lo largo de su obra completa. Destaco Ya no porque es un poema en el que es muy fácil sentirse dentro. Constituye casi una elegía al amor terminado, una proyección futura de la distancia entre dos personas. Es un juego en el que lo más importante no es lo que ha sido, sino lo que habría de ser y no será, contando con la felicidad como parte del mañana, pero con el matiz nostálgico del presente.

Los temas recurrentes son el amor, el olvido, el paso del tiempo, el peso de la nostalgia y la tristeza. Idea Vilariño nos muestra lo real de la vida, la muerte diaria que experimentamos a cada paso. Creo que lo que más pesa sobre ella es la soledad, una soledad muy personal que nos llega y nos atraviesa. Es ese tipo de soledad que todos experimentamos y que no podemos compartir, y ella, sin embargo, con su magistral poesía, nos acompaña. Es una preciosa paradoja que no podemos dejar en un segundo plano.
Idea Vilariño es una de esas poetas que dejan huella por la sensibilidad con la que se acerca a los grandes temas universales del sentimiento humano, mezclándolos con la vida y sus rutinas. Es ahí donde reside la grandeza de esta autora.