lunes, 17 de mayo de 2010

Despedida por Juan Gelman

Queridas y queridos participantes el Taller de Lectura de Poesía de la Universidad de Alcalá, quiero, ante todo agradecer vuestros aportes al conocimiento de cuatro grandes poetas, y otro tanto la profundidad y la pasión que habéis puesto en su lectura. Creo que esta experiencia inédita, tan enriquecedora para mí, desmiente a cabalidad estereotipos que todos conocemos, incapaces de explicar por qué la poesía nunca fue abandonada por el ser humano.

Ha sido una alegría conoceros y compartir esta aventura. Seguimos juntos en el amor a la poesía y por eso no hay adioses. Nos encontraremos, sin duda, en libros que vendrán y espero conocer. Hasta pronto, entonces.

Mi lectura sobre José Ángel Valente por Alicia Naya

En esta última entrada, quiero dar las gracias a Juan Gelman, por haberme acercado a estas nuevas voces. A mis compañeros por enriquecerme con sus puntos de vista y a Jesús por coordinar y hacer posible que este curso, haya llegado a buen puerto.

Me gustaría, como a David, que la intervención que hizo Juan en el encuentro del día 27 sobre Valente, pudiera colgarse en el blog, para poder degustarla despacio.

En cuanto a mi lectura de J. A. Valente, tengo la misma impresión que David; Valente me deja dudando, no puedo abarcarlo, pero en cualquier caso, si que llena en mi ese vacío, esa necesidad de encontrar en la poesía, una ética, una estética (difícil de hallar en la vida cotidiana). Aún cuando discurra por caminos tortuosos y oscuros; da vida.

Marisol dice en su comentario “Los poetas intentan trasmitir en imágenes, aquello que es imposible expresar por “inefable” y Sarli define que el vínculo vital con la lírica de Valente “es un canto o ceremonia del ser en busca de si mismo y un canto que explora la dimensión moral o ética de la palabra”. Siguiendo el hilo de estos comentarios , creo que está el ensayo de Valente “La hermenéutica y la cortedad del decir” me parece interesante porque se refiere al aspecto de la comunicación:

“La cortedad del decir, la sobrecarga de sentido del significante es lo que hace, que quede en él alojado lo “indecible”. Y en este resto acumulado de estratos de sentido el que la palabra poética recorre o asume en un acto de creación o de memoria. La fracción sumergida o no visible del significante reclama un lenguaje, una hermenéutica…”

“El viejo y el mar “ de Hemingway, siempre me ha parecido una buena metáfora sobre la creación. En su argumento, el protagonista no era capaz de pescar diariamente algún pez, para su supervivencia y la de su comunidad. Un día, enganchó en el anzuelo un “Gran pez”, que fue arrastrando con gran dificultad hasta la orilla. Había visto su sombra y había notado su fuerza, pero no podía nombrarlo de una forma racional. Algunos creadores, como en el caso que nos ocupa, se me antojan como a ese viejo, arrastrando durante mucho tiempo, a veces, toda una vida “ese algo que está sumergido, hasta nuestra orilla”, describiéndolo a través de la intuición, del lenguaje poético.

Y por último algunas imágenes de la poesía de Valente, para mi ya inolvidables:

Hay una leve luz caída
entre las hojas de la tarde
dame
tu mano y cruza
de puntillas conmigo
para nunca pisarla….

El amor está en lo que tendemos
(puentes, palabras)

El amor está en lo que izamos
(risas, banderas)

Y en lo que combatimos
(noche, vacío)
por verdadero amor….

No quiero mas que estar sobre tu cuerpo
como lagarto al sol en los días de tristeza…
Como animal que vuelve a sus orígenes.

…Hay navíos que abaten en el largo descenso
su arboladura amarga.

domingo, 9 de mayo de 2010

Propuesta y despedida - David

En esta última entrada, me gustaría agradecer a Jesús, Juan, y al resto de compañeros, el haber hecho posible el taller. Ha sido un placer y un honor compartir estas lecturas con vosotros. Con respecto a la pequeña reunión del 27 de abril, me gustaría saber si existe la posibilidad de colgar aquí la estupenda intervención del maestro, porque me quedé con ganas de pensar más detenidamente sobre varias de las cosas que mencionó. Y por lo demás, creo que sería buena idea poner aquí también las fotos que hicimos ese día, si estáis de acuerdo.

Por último, algunos recordaréis que propuse compartir entre nosotros nuestros propios escritos, poemas, el que los tenga, o cualquier tipo de creación estética... creo que sería un buen punto y final al taller. Así que, rompiendo el hielo, os animo a visitar un pequeño blog que he mantenido con un amigo desde hace ya 3 años, sin otra pretensión que dar soporte a algunas palabras que nos gustaría conservar por una razón u otra

http://dolor-de-huecos.blogspot.com

En él colgamos indistintamente mi amigo y yo, cualquier pequeño escrito que se nos ocurra. Como, a priori, no se conoce el autor de cada entrada, os doy el enlace directo a algunos de mis poemitas (por alguna razón no puedo crear enlaces en la entrada, hay que recurrir al clásico copiar y pegar):

http://dolor-de-huecos.blogspot.com/2010/04/haikus.html
http://dolor-de-huecos.blogspot.com/2009/06/si-vuelves-la-mirada-uno-de-tus-ojos.html
http://dolor-de-huecos.blogspot.com/2009/02/arraigo.html
http://dolor-de-huecos.blogspot.com/2008/11/arraigo.html
http://dolor-de-huecos.blogspot.com/2008/10/mi-puerta-est-abierta-el-viento-es-fro.html
http://dolor-de-huecos.blogspot.com/2008/03/de-un-solo-trago.html
http://dolor-de-huecos.blogspot.com/2008/02/dilogo.html

Hay más, claro, y de hecho, las aportaciones de mi compañero probablemente merezcan más atención que las mías. Eso queda a discreción del lector; el que quiera bucear un poco más, puede hacerlo desde el "archivo del blog", en la parte derecha.
En fin, me gustaría mucho saber algo de vuestras creaciones.
¡Un abrazo a todos!

jueves, 6 de mayo de 2010

Notas en torno a José Ángel Valente - David García

Hola a todos

En esta ocasión no tengo demasiado tiempo para hacer un comentario que tocara todos los ángulos de Valente, y creo que ni siquiera me podré acercar a comprender un poco mejor sus palabras. En todo caso, dejo unas breves notas...

Lo cierto es que José Ángel Valente fue una de las razones principales por las que me animé a participar en el taller. Ya desde hace un par de años era, y es, uno de los autores que más admiro. Su evolución, su coherencia, sus ensayos... todo lo que rodea su poesía se me aparece como facetas de un hombre muy grande, cuya aportación a la cultura del siglo XX probablemente siga estando infravalorada. LLegué a él a través de María Zambrano, otra pensadora de primer nivel cuyo legado apenas hemos sabido poner en valor en este país. En fin.

La poesía de Valente a mí siempre me deja dudando. Cierro un libro suyo, y todo son preguntas, caminos abiertos. Tiene esa cualidad tan maravillosa de hacer que el lector tenga que caminar con él por sus palabras, tenga que paladear, releer, repensar, y cada lectura trae consigo una nueva visión. ¿Valente, esencialista? como decía Juan en el pequeño homenaje de la semana pasada, las manías clasificadoras no tienen sentido en poesía, pero creo que esa idea se puede aplicar a Valente en tanto sus poemas son como prismas, nunca son visiones directas, son búsquedas en la esencia de las palabras. Raíces y a la vez ramas altísimas.

Siempre me fascinó, además, lo que menciona Sánchez Robayna en su introducción a la poesía completa: Valente buscaba el silencio que precede a toda creación, el lugar donde la creación es pura. Pues bien, esa afirmación no me resulta, como ocurre tantas veces y en tantas críticas poéticas, gratuita o interesada. En Valente esa búsqueda es... orgánica... casi se puede tocar ese espacio entre sus versos, esa nada que permite el nacimiento de la palabra. Es un abismo, una música callada... me gustaría especialmente conocer las ideas de Juan sobre esta vertiente de la obra de Valente.

En ese sentido, y no sé muy bien porqué, Valente es el poeta que más se me asemeja a San Juan de la Cruz. Creo que nadie en el siglo XX ha recogido y actualizado como él la tradición mística española... como digo, no sabría decir muy bien el porqué, pero al leer a Valente se sienten pulsiones parecidas, pequeños ritmos, dejes, no sé, una escritura que bebe directamente de los clásicos, sin intermediarios. El fluir de la Historia se acomoda serenamente en sus palabras, junto al soplo que hará volar el pájaro de arcilla.

Soy un enamorado del haiku, y como no podía ser de otra manera, el último poema de Valente me resultó, y me resulta, absolutamente devastador. Llegar al fin de una trayectoria como la suya, y poder escribir esas palabras, saber decir tantísimo en tres versos, es increible. Como debe ser con la Poesía atemporal, uno se queda sin palabras ante obras así, ante milagros así.

Cima del canto.
El ruiseñor y tú
ya sois lo mismo.

lunes, 3 de mayo de 2010

Mi lectura de José Ángel Valente por Marisol Villarrubia.

Quisiera hacer mi última aportación al Taller de Lectura Poética, en primer lugar, dando las gracias a Juan Gelman por sus palabras e intervenciones durante estos meses. También a él y a Jesús Cañete por haber creado este taller para gozar de la poesía y comentarla en un contexto bien distinto al académico, donde hemos podido ir aportando nuestras sensaciones y pensamientos. A los compañeros del taller por compartir en el foro sus ideas e impresiones.
Con Idea Vilariño descubrí una poesía desgarradora, dolorosa y llena de angustia en la que amor y dolor, como en la misma vida, se conjugan con una perfección sobrecogedora.
En Rubén Bonifaz encontré la esencia del ser humano: el hombre como ser temporal y efímero que se aferra a su ser y lucha, porque es en esa esencia y en esa lucha donde toma sentido su existencia por eso, creo que el poeta escribió: “vale mucho más sufrir que ser vencido”.
Con Francisco Urondo el existencialismo se convirtió en un examen de conciencia. Nos acercó a su verdad limpiamente, casi sin artificios poéticos. A través de sus versos contemplamos las reflexiones del poeta pero también del hombre, de su lado más espiritual pero también del más mundano y terrenal.
El último poeta, José Ángel Valente tampoco me ha defraudado. En los siguientes versos también encontramos la huella de un poeta obsesionado con la existencia.

Cuando ya no nos queda nada,
el vacío de no quedar
podría ser al cabo inútil y perfecto.

Como vemos, la existencia termina por descubrirse como “la nada y el vacío” donde se halla lo “perfecto” y por tanto, lo “inútil”. Al final de la existencia material del ser humano no queda nada, lo único que perdura en ese “vacío” existencial es precisamente aquello que nos pareció más inútil por no poderse comprar o vender, de ahí su verdadero valor, de ahí su perfección.
De todos los poemas que he leído de Valente, el que sin duda me ha emocionado más, es su poema Consiento:

Debo morir. Y sin embargo, nada
muere, porque nada
tiene fe suficiente
para poder morir.
No muere el día,
pasa;
ni una rosa,
se apaga;
resbala el sol, no muere.
Sólo yo que he tocado
el sol, la rosa, el día,
y he creído,
soy capaz de morir.

En sus versos y en sus imágenes juega con la ambivalencia. El mundo es una cosa pero puede parecer otra según quién interprete los hechos. El día, ¿muere o se pasa? Y la rosa, ¿muere o se apaga? Y el sol, ¿muere cada día o resbala por el horizonte hasta que desaparece? La verdad radica en que sólo el que “ha tocado el sol, la rosa y el día y ha creído, es capaz de morir”. Maravillosa manera de describir la existencia y su declive: sólo el que ha vivido plenamente y tiene conciencia de su existencia, tiene la “fe” suficiente para ser capaz de morir, es decir, de abandonarse al vacío y la nada de la inexistencia.
Creo que el siguiente poema, Materia, está en la línea de lo que hemos visto en los cuatro poetas del Taller, que han intentado convertir la palabra en una materia capaz de “decir lo que no pueda”: la existencia del ser, las emociones y el amor que se materializa en las cosas que nos rodean y que los poetas intentan transmitirnos en imágenes, como si fuera posible recoger en poemas, versos y palabras aquello que es imposible expresar por inefable.

Convertir la palabra en la materia
donde lo que quisiéramos decir no pueda
penetrar más allá
de lo que la materia nos diría
si a ella, como un vientre,
delicado aplicásemos,
desnudo, blanco vientre,
delicado el oído para oír
el mar, el indistinto
rumor del mar, que más allá de ti,
el no nombrado amor, te engendra siempre.

Me despido de todos. Siento no poder estar en el acto de clausura compartiendo poesía y sentimientos. Un saludo desde Inglaterra, Marisol.