jueves, 25 de marzo de 2010

Digresión... por David García

Me gustaría haceros partícipes de una pequeña declaración que, si bien se sale un poco de la hoja de ruta del taller, considero que puede ser interesante para comparar visiones del mundo. Urondo, como bien ha dicho Marisol en la última entrada, le daba a la poesía el mismo grado de "verdad" que a las cosas materiales. Era coherente con su visión de la vida, y eso es lo máximo que se le puede pedir a un hombre.
Lo que sigue son palabras de Carlos Oroza, poeta gallego:


“Leo los periódicos y veo que los poetas, de una manera u otra –en recepciones, en homenajes-, están todos mendigando un sueldecito del Estado. Veo que hay mucho miedo a la vida, un miedo terrible a la vida, cuando la vida es algo que hay que tomar o dejar cuando te dé la gana. La vida es una aventura, un lujo. Me he prometido no hablar mal de nadie, de verdad. Pero es que yo vengo de la selva, de presenciar cosas como un barco que se hunde, un hombre que se suicida. Y luego leo el periódico, veo a los poetas estrechando manos en recepciones, tratando de conseguir premios por lo que hacen, y me quedo asombrado. Después de haber cortado completamente con todo, me asombro de estas cosas. ¿Qué ha pasado? Yo me pregunto: ¿El estado debe alimentar a los escritores, o los escritores deben destruir al estado?... Bien, yo no me quejo de mis penurias, y no voy a pedir nada al estado. Si mi poesía se convierte en pesadilla, no voy a buscar a un médico que me cure. Lo que no puede hacerse es subvencionar poemas. El poeta no debe recibir nada, que se joda, que sea poeta.”


(he de decir que he leído este pequeño texto en el blog http://criticadepoesia.blogspot.com , en los comentarios a la última entrada)


Incluyo esto para poner de manifiesto el enorme respeto y la esperanza que produce saber que existen (existieron, existirán) figuras que, como Urondo, mueven su corazón, su espíritu y su fuerza en una sola dirección, y se lanzan al vacío con todas las armas que conocen, sólo por un imperativo ético, que al fin y al cabo se reduce a un inconmensurable amor a esta vida. También se me viene a la mente el "poema 1936" de Cernuda... lo cierto es que hoy día existe demasiada poesía mercantilizada, dependiente de las grandes editoriales, los viejos clanes, y los concursos literarios, y cada vez es más difícil escarbar y sacar algo de brillo en las novedades editoriales. No sé qué piensa el resto del taller al respecto...


Volviendo un poco al centro del taller, a la lectura de Urondo, ayer estuve dándole vueltas a "Hoy un juramento", de Nombres. Cómo se enfrenta serenamente a su pasado, a su futuro, cómo se observa a sí mismo en una extraña encrucijada donde los recuerdos siempre vuelven, donde el futuro es otra fuente de miedo y tragedia; esa casa en la que vive y las paredes hablan, el calor es su calor, y los vientos de todas partes son también los recuerdos del sujeto poético. Es casi mareante el sentirse en el instante preciso en el que te ves a solas con tu pasado y tu futuro, y te das cuenta de que tus manos están vacías. 
Se suele decir que la ideología de un poeta es lo de menos, que un lector honesto es capaz de identificarse con un poeta sincero en el sentido de que el autor abre su corazón y convierte las experiencias individuales en experiencias estéticas y éticas, colectivas e intemporales: algo así me ocurre con Urondo, hay poemas que parecen olvidarse de las palabras y ser un paseo por las calles de alguna ciudad, o una noche de silencio y memoria. Esas sensaciones son difíciles de conseguir, es la honestidad la que las hace posibles, y de nuevo estoy de acuerdo con Marisol en esto.

1 comentario:

  1. Hola David, yo no he leído el poema "Hoy un juramento", pero lo intentaré para buscar las imágenes que nos comentas, porque parece que hay magníficos poetas que consiguen decir en verso, a través de evocadoras imágenes, aquello que muchos sentimos cada día o a lo largo de la vida: "futuro, fuente de miedo", "los recuerdos", los momentos más íntimos en los que evocas el pasado y temeroso te enfrentas al futuro... Yo también he tenido la misma percepción que tú en la poesía Urondo, que nos muestra un poeta sincero que nos abre el corazón, como dices, que nos presenta su experiencia individual, que sin embargo parece ser la experiencia del ser humano en constante conflicto con lo que siente o debería sentir, con lo que quiere o debería querer... Un hombre que padece pero que también es feliz.
    Urondo poeta nos presenta, como nos has comentado, a través de sus experiencias éticas y estéticas la imagen de su yo, que es sin embargo, un yo universal.
    Tengo que confesar que es envidable poder conjugar belleza y lógica como hacen los poetas, como lo hace Urondo. David, gracias por tu lectura, he disfrutado leyendo tus comentarios.

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